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Ellos miran al cielo y piden un deseo: "Contigo la noche más bella". Amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella. Cartas que nunca se envían. Botellas que brillan en el mar del olvido. "Nunca dejes de buscarme" la excusa más cobarde es culpar al destino, es culpar al destino. Ella vivirá soñando un verso que él nunca escuchará. Él vivirá trepando sus trenzas una noche de invierno. Ella vivirá soñando un viaje y no habrá despedidas, ni canciones de amor, ni Capuleto y Montesco. Crecerán y en la espuma del tiempo se desharán sus sueños. No quedará ni un recuerdo, ni en la noche un lamento. Quizá una leve herida que lavará el olvido. Ya nada es lo que era, nuevos paisajes, nuevas fronteras, delimitando mis gestos, mis costumbres. Él una vez le dijo: "No estarás sola, siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida, quien te de aliento cuando te des por vencida. Tu revolución llenará sonrisas, yo la incorporé a mis aperos de trabajo, a mi vida. No habrá distancias que no cubra cualquier hombre que te busque. Y allí estaré para amarte, y aunque no esté, allí estaré para amarte. No estarás sola".